Fuente: lavozdegalicia.es
Fecha: 08-07-2008
Los residuos acumulados en las playas tras los temporales son un indicio de la basura sumergida en la costa gallega que, a tenor de lo observado por submarinistas y patrones de pesca, es mucha y diversa. Sobre todo plásticos, latas y restos de aparejos enganchados, pero también lodos de todo tipo acumulados en puntos de las rías. El del plástico -un residuo barato del que cada año se fabrican más de cien millones de toneladas, apenas degradable y que flota en el mar durante grandes distancias hasta cubrir miles de kilómetros de fondo marino- es un problema mayúsculo.
Científicos del Instituto Español de Oceanografía que estudian la biología marina y la contaminación suelen clasificar y pesar la basura que aparece en el copo del Cornide de Saavedra, que realiza prospecciones anuales. El investigador Alberto Serrano dice que en la plataforma gallega aparece mucho residuo procedente de las rías o arrojado desde los propios barcos. «Hay más basura frente a las zonas industriales o más pobladas, especialmente el País Vasco y Asturias, pero también Vigo o A Coruña. El problema del plástico no es tan grave como en el Mediterráneo, pues, frente a Barcelona, se han llegado a recoger 50 kilos por cada cien de pescado, pero nosotros solemos recoger en cada lance de media hora, en el que barremos cinco hectáreas de lecho marino, entre dos y tres kilos de plástico». Un patrón de arrastre de Celeiro, José Pino, indica que en algunos fondos el plástico llega a taponar partes de la red: «Recollemos bolsas de supermercados de toda Europa», dice.
Serrano, que pronto zarpará para un estudio de la zona marina protegida del Cachucho, en el Cantábrico, dice que los plásticos son además un gran peligro para los cetáceos, tortugas y aves marinas. Desde los mercantes también se arrojan latas, bidones de aceite, de bebida, recipientes de comida y muchos botes de pintura, señal de que los buques aprovechan los trayectos para pintar. «Si alguien colecciona latas del mundo, seguramente deba buscar en el fondo del corredor de mercantes frente a Finisterre», lamenta.